Con una navaja cabritera (de hoja ancha) se trazan cuadros o rombos hondos a una hogaza de pan redondo de pueblo ("pan prieto" de Villamanrique de la Condesa) preferentemente del día anterior, para que coja el fuego y el aceite.
Se pincha el pan en una vareta de olivo o con la misma navaja y se pone a tostar en el rescoldo de una buena candela, en posición vertical fijado a la distancia conveniente (fuerza del fuego y dirección del viento). Como variante doméstica, sino se dispone de chimenea, se puede tostar en una parrilla o barbacoa con anafe de carbón.
Una vez tostado el pan por las dos caras, sin que llegue a quemarse por ninguna de las dos, se le restriega unos ajos (no hace falta pelarlos previamente) y se le echa un poco de sal gorda, rociándola posteriormente por encima con un buen chorreón del omnipresente aceite de oliva virgen extra de la comarca.
Se acompaña de sardinas asadas en los mismos rescoldos de la candela y que pondremos, una vez asadas, encima del pan.
Para saborear este delicioso manjar de la alta y profunda cocina andaluza, daremos un pellizco con las manos a la sardina y otro al pan y a disfrutar acompañado de aceitunas gordales en salmuera o de aceitunas "partías" aliñás y regado con un buen mosto de la tierra.
NOTA: Antigüamente, debido a la dificultad de que el pescado fresco llegase a las zonas interiores, la tostá tenía como único acompañamiento el arenque o la sardina prensada.
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