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martes, 7 de diciembre de 2010

PESTIÑOS MANRIQUEÑOS

Este es un dulce casero típico de Andalucía, aunque se ha hecho popular en toda España. Me trae tantos recuerdos especiales... La verdad es que a mi los "dulces de sartén" me privan.

En estos días, ya casi prenavideños, en muchos hogares manriqueños además de aprovechar el "puente" de la Constitución y de la Inmaculada para poner el arbol o/y el nacimiento, las calles de Villamanrique de la Condesa se llenan de olores a dulce.  En muchas casas, todavía se  aferran a la tradición y a sus viejas costumbres, a sus señas de identidad, afanándose en la elaboración de los ricos pestiños navideños, con una receta heredada de generación en generación desde sus orígenes moriscos, fruto de los siglos de dominación musulmana. La miel, la matalahuva y los frutos cítricos del azahar, son los que aportan su especial sabor.

Aunque los ingredientes básicos son casi siempre los mismos, reproduzco aquí los que utilizaba mi madre y la forma como los hacía ella, que siempre me guardaba una buena ración, sabiendo mi predilección por esta delicatessen familiar manriqueña, como compañeros ideales de una copita de aguardiente, de coñac (brandy) o del cafelito de media tarde. 

Ingredientes:
• 1 Kg. de harina de la corriente (que no sea de repostería)
• almendras (no pongo cantidad, esto va al gusto)
• 125 grs. de canela molida
• ½ cuharita de clavo molidos
• 2 cucharita de ajonjolí
• 2 cucharita de matalahuva molida (anises)
• 2 limones
• 2 vasos de vino blanco
• 1 litro de aceite de girasol frito y caliente (frito con un limón sin piel)
• 1 litro de aceite de oliva virgen extra para freír los pestiños
• ½ cucharadita de sal

Para el "enmelado":
• ½ Kg. de miel
• ½ vaso de agua

Preparación:
Antes que nada tostamos el ajonjolí en un perolito, sin aceite ni nada, moviéndolo repetidas veces con una cuchara. Lo sacamos y lo machacamos en un mortero junto con los clavos y la sal. Reservamos.

Freímos las almendras en el aceite de girasol, la sacamos y molemos y las reservamos. En el mismo aceite freímos el limón sin la piel durante 10 minutos para que se impregne y perfume bien el aceite. Una vez frito se tira el limón (no hace falta). Con el aceite todavía caliente lo apartamos del fuego y le añadimos la matalahuva y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente.

En un lebrillo de barro o en cuenco grande echamos la harina de modo que quede en forma de volcán  y mezclamos con el ajonjolí tostado previamente, las almendras fritas y molidas, la ralladura de un limón, el vino blanco y el aceite ya frío con la matalahuva.

Amasamos bien, hasta conseguir una masa fina y homogénea, que se desprenda sola de las paredes del recipiente. La regla para los pestiños es que si la masa queda dura hay que añadir vino, y que si queda blanda hay que añadir harina y agua.

Hacemos una bola grande con la masa y la  dejaremos reposar en un recipiente enharinado y cubierto con un paño para que fermente durante un par de horas aproximadamente, que es cuando estará lista para hacer las formas de los pestiños.

Cuando haya pasado ese tiempo, cogemos con las manos mojadas en aceite, trozos de esta masa y vamos haciendo bolitas más o menos regulares, que luego iremos aplastando una a una con un rodillo o una botella, espolvoreando con un poco de harina la superficie plana, hasta dejar una porción lo mas fina posible, que parezca que va a romperse; por muy fina que la extendamos, siempre es poco, porque al freírlos los pestiños doblarán su grosor. Los iremos formando con las manos mojadas en aceite, doblando dos de los extremos hacia dentro sobre el dedo índice, de forma que queden un hueco en medio.

Mientras tanto iremos calentando una sartén con abundante aceite de oliva e iremos friendo los pestiños, no muchos cada vez, dando la vuelta para que se doren por igual. Es mejor freírlos primero boca abajo, es decir, con las esquinas dobladas hacia abajo, así el calor sella la doblez y no se nos despegarán, y cuando estén dorados les damos la vuelta y seguimos friendo hasta que estén hechos por ambas caras.

Cuando estén dorados y crujientes, los sacamos y escurrimos sobre papel de cocina y los vamos "enmelando" con una mezcla de miel rebajada con agua. Para ello cuando comience a hervir esta mezcla, cuando las pompas salgan gordas, estará en su punto para "enmelar", iremos metiendo los pestiños poco a poco y los iremos sacando con una espumadera. Esta inmersión será de varios segundos, y al sacarlos deben quedar muy brillantes.

Si queremos darle un toque final, casi de repostería de lujo, a la par que los vamos sacando de la miel aguada y colocando en el recipiente donde los dejaremos, antes que se enfríe la miel, los rociaremos de grageas (bolitas muy pequeñitas de colores y que son comestibles).

3 comentarios:

  1. Es de las recetas que nunca me he atrevido a hacer, tengo tan buen recuerdo de los que se hacen en mi tierra, que creo que no estaré a la altura, pero con esa explicación tan detallada y ese paso a paso, me voy a plantear a intentarlo.Gracias por compartir

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  3. Aún espero contestación a un correo que os mandé hace casi un año a propósito de la primera foto de este post, que es mía, y ustedes 'olvidaron' indicar la fuente.

    Anna Moreno
    http://lasbuenasmigas.blogspot.com.es

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