
El dolor por la muerte de mi madre lo fue mitigando el tiempo, pero desde que he creado este blog sobre las comidas que marcaron mi infancia y mi juventud, la recuerdo casi a diario. Su evocación es el reflejo de momentos muy felices. Hasta las penurias económicas, el frió que entraba por las rendijas de las tablas del tejado o de los carámbanos de los lebrillos y charcos del invierno cuando te levantabas por la mañana, se recuerdan con el filtro del tiempo como cosas agradables.
De ese tiempo pasado estoy viendo ahora a mi padre, con un rito matinal dominguero imperecedero en mis neuronas, aprovechando el pan duro de varios días cortando rebanás de pan, y como las va friendo en una sartén con abundante aceite bien caliente esperando que se pongan doradas. Después las saca del aceite y las espolvorea por encima con azúcar, mientras tararea El Emigrante de Juanito Valderrama, al que tanto se parecía.
Eran unos desayunos especiales y las rebanas desaparecían enseguida.

Ingredientes:
• pan asentado de varios días
• aceite de oliva virgen
• azúcar
Elaboración:
Cortamos rebanadas de la hogaza de pan como de un dedo de ancho.
Las freímos en abundante aceite y las colocamos en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Las pasamos a un plato limpio y las espolvoreamos con azúcar.
Se pueden comer mojando en chocolate calentito, cola-cao, café, están buenísimos.
Yo los conocí en los desayunos, pero también son una buena merienda, y porque no, en invierno una buena cena para los mas golosos.
Que rico el pan frito con el cafelito mañanero o por la tarde con chocolate.
ResponderEliminarlos acabo de hacer si estan de escandalo......
ResponderEliminarEn casa antes de freír lo pasaba pon un poco de leche y se quedan super jugoso.
ResponderEliminarLas comidas de antes..ni punto de comparación con las de hoy
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